lunes, 15 de octubre de 2007

Argentina visita la cueva del monstruo...




Para muchos era una mañana cualquiera, pero resultó ser la mañana más fantástica para Pablito. A sus siete años recién cumplidos, toda su vida giraba en torno al fútbol. Sus motivos tenía, su papá era un saprissista empedernido y su mamá era una mujer que le agradaba ver fútbol los domingos y hasta sabía de estrategias del juego. Don Raúl González y Doña Maritza Arguello eran catalogados como los morados más fiebres de Barrio México.

Raúl ya rondaba los cuarenta y no le iba tan mal como dueño de una panadería. Maritza vendía ropa por catálogo gracias a su privilegiado poder de convencimiento, capaz de embarcar a cualquiera y era realmente habilidosa en crear manualidades, por lo que había decidido vender piñatas, confeccionadas por ella misma, aunque paradójicamente las que mejor le quedaban eran las del León de La Liga. Eran una familia de tres, unida y a todos los unía el buen humor, los dichos, las ganas de trabajar y el amor por el fútbol.

Pablito topó con suerte, pues más allá de su pasión también logró desarrollar la inteligencia para el balompié. En las mejengas de calle cerca de su casa siempre se enfrentaba sin complejos a mamulones que le doblaban la edad y por poquito le duplicaban el tamaño. Pero a él le importaba poco ser pequeño, porque sabía que los que portaban el "10" en la camiseta de los grandes equipos no eran altos.

El pequeño Pablo lograba tener la bola pegada al pie cada vez que jugaba y cuando hacía los goles luego de gambetar a más de tres siempre le revisaban las tenis los más grandes, todo para ver si no tenía un poco de goma loca adherida a las curvas de sus "sapritennis", el regalo de su séptimo cumpleaños que tanto agradeció.

Aquella mañana Pablito desayunó un huevo con yemita, jugo de naranja y pan con natilla. Sus padres en la mesa comentaban de los casi 12 goles que había fallado Alejandro Alpizar, él los observaba mientras comía parte de las famosas piñas de pan nacidas de las propias manos de su padre.

- "Es normal que sea malo a la hora de definir, pero doce oportunidades en un solo partido... Eso es imperdonable" decía a viva voz un resignado Don Raúl. Doña Maritza, le respondió con una mirada con sello de "que novedad" y presurosa terminaba de preparar la merienda de su futbolista en potencia. La noticia principal de la sección de Deportes mencionaba la posibilidad de un fogueo de la Selección Nacional de Fútbol versus la Selección de Argentina en el Estadio Ricardo Saprissa.

Cuando Raúl leyó aquello, el desayuno se le atragantó y el poco de jugo que le quedaba en el vaso fue succionado como un improvisado mecanismo de supervivencia. Inmediatamente le compartió la noticia a su hijo, quién como por efecto de magia quedó como aletargado por unos minutos por lo que su mente empezó a divagar. Sus razones tenía el pequeño, porque más allá de Porritas, El Puppy, El Paté o La Bala, sus verdaderos ídolos eran Leonel Messi, Juan Román Riquelme y Carlitos Tévez.

- ¿Se imagina ver a la Sele contra Argentina en la cueva del monstruo ? En serio mi tata, lea, mejor lea bien, no me de un alegrónde burro, dijo el entusiasmado joven, quién inevitablemente empezó a soñar despierto acerca del encuentro.

En silencio empezó a pensar y literalmente se fue a otro mundo, esférico, parecido a un balón de fútbol... -¿Cómo sería si yo fuera el delantero estrella de ese partido?... ¿Cómo lo narrarían en la televisión o en la radio? ¿Qué se sentiría meterle un gol al Pato Abbondanzieri?

"Y vaaaaaaaaaaaaaaaaaamos al fútbol amigos televidentes. Quizás esto parece un sueño. Para mí y para muchos aficionados. Es que parece increíble pensar que en treinta segundos entrará a la cancha una de las selecciones más importantes del planeta para foguear a La Sele. Este es el mejor de los partidos, más aún porque Argentina, la dos veces campeona del mundo se vino con todo, con todo su cuadro titular, el mismo equipo que está a punto de clasificarse al mundial en la eliminatoria Sudamericana.

La llegada de Argentina se logró gracias a la estrecha amistad entre "el Coco Basile" y el presidente de la República Oscar Arias. Ellos conversaron en una cena al respecto como en frecuencia de broma y poco a poco las situaciones se dieron, los espacios en la agenda coincidieron y quedó un espacio libre en fecha FIFA antes del partido oficial entre los chés y los venezolanos...

Al revisar la alineación ya uno se empieza a asustar, por lo que esperamos que La Sele de los ticos en serio de alma, vida y corazón sobre la gramilla sintética del Saprissa. El estadio está a reventar, las entradas oscilaron entre los 15 colones, gradería de sol y 60 mil colones los palcos. Y lo más increíble de todo: Las entradas se agotaron el primer día que salieron a la venta. Pero para que esperar más en esta noche despejada y mágica, aquí vamos con las alineaciones.

Argentina sale a la cancha con El Pato Abbondanzieri en el resguardo de los tres tubos; Javier Zanneti, Martín Demichetis, Gabriel Milito y Gabriel Heinze en la línea de defensa. El medio campo, -que por cierto es de lujo- está integrado por el Maxi Rodríguez, Javier Mascherano, Esteban Cambiaso y Juan Román Riquelme. En la delantera el Leonel Messi y Carlos Tévez... No dejó nada Argentina, se trajo todo. Me pregunto como se sentirá Messi jugando en el Saprissa, luego de jugar en el Nou Camp o en otros grandes escenarios. Bueno... ojalá nos muestre algo de su talento aquí en Tibás.

Y ahora vamos con la alineación de los ticos, de La Sele, una oncena que hoy viste con su uniforme tradicional: camiseta roja, pantaloneta azul y medias rojas. El entrenador Hernán Medford de una vez por todas juntó a la llamada "Selección del Pueblo" con la que ha logrado ponerse en primer lugar en la primera fase de la eliminatoria y destaca la novedad de un joven goleador del Saprissa, Pablito González, toda una incógnita en materia de Selección Mayor. Y así saltan a la cancha los ticos.... En la portería, José Francisco Porras, en la defensa el recuperado Gilberto Martínez, Michael Umaña y Gabriel Badilla, Michael Barrantes y Douglas Sequeira en la contención. Como carrileros Pablo Chinchilla y Harold Wallace. Como armadores Paté Centeno y Alonso Solís. En el ataque Alvaro Saborío y el debutante Pablito González.

Luego de los himnos y una ovasión enorme en el estadio.todo esta listo, el marco es esplendoroso y el pitazo inicial marca el inicio y ahora sí... vaaaaaaaaaaaaaaaaaamos al fútbol con mi país completo cumpliendo un sueño...

A eso del minuto 34 ambas selecciones lucen parejas, Messi ha pegado dos remates en el tubo y Porritas le sacó "una a bocaejarro" a Riquelme. La Sele aguanta los embates de una Argentina que es superior en todas sus líneas y me recuerda aquel partido histórico entre el River Plate y La Liga que terminó cero a cero en el Estadio Alejandro Morera Soto. Ojalá aquí en el Saprissa el marcador sin goles se haga grande para sacar un resultado decoroso.

Pablito González ha mostrado su talento pero la marca de Milito lo tiene ahogado al joven de Barrio México. Minuto treinta y cindo y saca Porritas... Mueve el balón Badilla, hace la pausa, lleva el balón, la rota en el medio para Barrantes. El contensión levanta la cabeza y vuelve a ver como Wallace le gana la espalda a los defensores argentinos. Es una ataque tico de los mejores. Vamos Wallace, corre corre, dribla a uno, dos, centra... Se eleva Saborío, pone de cabeza a Pablito, Pablito, se eleva por los aires, en una pirueta excepcional, remataaaaaa, el Pato Abbondanzieri vuela, vuela y el balón hace una curva y...

- Pablito, Pablito, despierta... póngale, póngale que ya tiene que ir a la escuela, termínese rápido el huevo con yemita y es más si se porta bien en estos días agarramos prestada la platilla de las ganancias y vamos con su mama a ver La Sele contra Argentina... Luego de despertar de su sueño, Pablito pasó con cara de enchompipado todo el día, porque por culpa de su tata, nunca podrá saber si en su debút con la tricolor, le pudo anotar al portero de la albiceleste.
Un poco confundido de lo que era o no era real, se apresuró a la escuela con su cronómetro personal en cuenta regresiva activado para ver con sus propios ojos esa contienda entre ticos y argentinos, algo que parecía un cuento desde cualquier ángulo que se mirara más aún con una Federación de Fútbol que es puro cuento... No le quedaba más que seguir estudiando, seguir mejengueando, mejorar a diario para entrar a la escuela de fútbol de Saprissa y portarse bien para ver el fogueo de sus sueños, en los que deseaba cantar al menos un gooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooool en favor de Costa Rica, algo que también parecía otro sueño.

1 comentario:

Jason Torres dijo...

esta historia esta muy buena, nos hace recordar a todos cuando eramos niños los cuales soñabamos por jugar en la sele, todos y cada uno de nosotros hemos soñado con esto.

Esta historia esta muy buena
- hay que leer mas-